jueves, 28 de agosto de 2014

Eterno 14

Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico. ¡Que gozada! Era lo mejor del mundo, mejor que las drogas, mejor que la heroína, que el costo, cocaína, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácido, LSD, éxtasis... Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas... Mejor que la nocilla, los helados de Häagen Dazs, las galletas de dinosaurio y los batidos de plátano, mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los teleñecos, que Las Supernenas. Mejor que los andares de Ally MacBeal, Marilyn, Mario Bros, Alex Turner, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawfold. Mejor que la cara B de Abbey Road, que los solos de Hendrix, mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, el Dragon Khan, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances de Dalaí Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que la hierba recién cortada, que las tormentas eléctricas y que las estrellas fugaces de verano, que los fuegos artificiales, que el champagne y las fresas, que el vodka negro, que todos los conciertos del mundo, que el chocolate caliente en invierno, que las castañas en otoño, que el cielo azul, que las nubes con formas de animales, que los masajes en la espalda, que los paseos por la playa, que las duchas de media hora o los baños de espuma. Mejor que el granizado de limón y que la feria del libro, mejor que dormir hasta tarde los fines de semana. Mejor que la libertad, mejor que la vida.

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